NUESTRA FE: Lo que creemos y enseñamos

Como apéndice de la Comunidad Paulista Imitadores de Cristo Inc., una institución con sólidas bases bíblicas, la Fundación Comunidad Paulista Internacional Inc. se adhiere completamente a la declaración doctrinal de la CPIC, es por esto que creemos y enseñamos que:

1- La Biblia es total y exclusiva inspiración de Dios. Es Absoluta e Infalible, y está  por encima de la conciencia y la razón.

Ningún libro escrito o por escribirse podrá compararse a La Biblia. Ella no sólo es fuente de inspiración divina sino que ella por sí misma es regla y manual de fe y vida, para todo creyente en Cristo. Nuestra fe y nuestra práctica diaria deben basarse necesaria e indispensablemente en lo que La Biblia nos enseña.

Tanto el Viejo, como el Nuevo Testamento, son inspiración verbal y literal de Dios y constituyen la revelación a los hombres de la voluntad de Dios. La Biblia es la autoridad infalible de fe y conducta (2 Timoteo 3:15, 16; 1 Pedro 2:2.).
Se le llama comúnmente La Biblia, porque es un conjunto de libros (66 en total) compilados en un solo volumen, la iglesia desde la antigüedad ha aceptado este denominativo.  Pero es más propio llamarla “Las Sagradas Escrituras” ya que así es como la  misma Biblia consigna en 2da Timoteo  3:15.

Es un hecho que La Biblia es la Palabra de Dios  Su origen queda claramente establecido con esta designación. El contenido de las Escrituras no es el producto de la mente humana, sino la Palabra infalible de Dios. No solamente algunas partes de la Biblia tienen ese origen, sino todas sus páginas, desde Génesis hasta Apocalipsis. Es una carta de Dios dirigida al hombre

Dios Mismo es el autor de La Biblia.

Dios se revela a sí mismo a los hombres en dos formas. Una se llama la revelación general y la otra la revelación especial.
En la revelación general, Dios se manifiesta a todos los hombres en todos los tiempos.

A Dios podemos verlo obrando con grandeza en la Creación, y confirmamos su presencia majestuosa y omnipotente en el curso de la historia. Su gloria y poder son evidentes.
Pero la revelación general no es suficiente. Y en el presente, ya no refleja fielmente a Dios. El pecado del hombre ha cegado la vista y el entendimiento humano y ahora se hacen necesarios lentes de gran aumento, para poder ver claramente a Dios. Por eso, Dios se revela de manera Especial.

La revelación especial. Se llama así porque está al alcance de algunos solamente y limitada a lo que leemos en la Biblia. Las Sagradas Escrituras con un mensaje central, el Señor Jesucristo, son la revelación especial de Dios. Una luz en el camino que ilumina el sendero que debemos andar.

En La Biblia Dios se revela a sí mismo y nos dice cómo es El y qué demanda de nosotros. Dios nos dio la Biblia. En ella nos muestra, con palabras y actos, cuál es nuestra relación con él.
Dios no escribió la Biblia con su propia mano, sino que se valió de otros llamados profetas, apóstoles y evangelistas. Estos recibieron mandato especial de Dios para poner en forma escrita la historia de la salvación. Por eso, aunque fueron hombres los que escribieron la Biblia, ésta es la Palabra de Dios. Esos hombres fueron guiados por el Espíritu Santo para escribir lo que Dios quería, como leemos en 2da Pedro 1:21 "... los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo".

Las Sagradas Escrituras no son un libro sin orden, ni tampoco el relato de un solo episodio. Hay divisiones pero también unidad de criterio.
Esta dividida principalmente en Antiguo y Nuevo Testamentos. En el Antiguo se cuenta la historia de la humanidad y del pacto que Dios hizo con los hombres. Y su promesa de enviar a Cristo, mientras que el Nuevo Testamento es la historia del pacto durante y después de Cristo.
La palabra "testamento" se refiere a la alianza que Dios hizo con Adán, luego renovó  con Abraham y finalmente estableció con los creyentes por medio de Cristo.
Cada uno de los diferentes libros de la Biblia, lleva la marca del que lo escribió y su propia personalidad. No obstante, la unidad del mensaje se mantiene de principio a fin. Es asombrosamente notorio que en cada uno de ellos, en una forma u otra, se nos habla del plan redentor de Dios. Cristo es el tema principal de la Biblia.

2. El Único Dios verdadero, se manifiesta en la eternamente en tres personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo como la Deidad adorable.

El único Dios verdadero se ha revelado como el Eterno existente en sí mismo "YO SOY", el Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también encarnando los principios de relación y asociación como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10; Mateo 28:19; Marcos 12:29; Lucas 3:22).
Por sí solo, el hombre no puede conocer a Dios. La existencia de Dios no puede demostrarse científicamente a conformidad de todos. La Biblia misma no demuestra la existencia de Dios; simplemente presupone su existir y empieza el majestuoso relato con estas palabras: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Si bien es posible conocer algunas cualidades de Dios en la naturaleza y en la historia, el verdadero conocimiento de Dios proviene de la Biblia. Al consultarla encontramos lo siguiente:

Dios es Creador y Redentor.

a)- Por el poder de su Palabra todas las cosas fueron hechas. El hombre conocía a Dios íntimamente y Dios vivía con él; venía al jardín en el "fresco de la tarde". Todas las cosas reflejaban el poder, la gloria y los deseos de Dios.

b)-. Cuando el hombre desobedeció  a Dios, ya no podía tener contacto con su Creador. Por eso es que fue echado del jardín, para simbolizar su separación de Dios. Fue entonces que Dios se manifestó como Redentor.
c)-. Por causa del pecado, el hombre ya no puede conocer a Dios como Creador a menos que lo conozca primero como Redentor. Al ser redimidos por Dios podemos ver nuevamente en la creación a Aquél que es nuestro Padre; Aquél cuya imagen ha sido restaurada en nosotros.

Dios es Soberano.

a)-. Es autosuficiente. Dios no necesita del mundo, ni del hombre.
b)-. Lo que hace lo hace soberanamente. No se ve presionado a tomar un camino en vez de otro. Lo que requiere es incondicional y lo que concede es inapelable.
c)-. Esta soberanía caracteriza a todos los atributos o cualidades de Dios: su amor, su misericordia, su poder, su justicia, su ira, etc. En todos ellos Dios es Soberano.

d)-. Todos los hombres deben reconocer esta soberanía de Dios en todos los terrenos de la vida. Dios debe ser reconocido como soberano, tanto en la vida personal como en nuestro hogar, la iglesia, en las relaciones humanas y en todas las esferas de actividad.
e)-. La soberanía de Dios demanda una respuesta de parte del hombre. O se rechaza esta soberanía y se sitúa cada día más lejos de Dios, o se acepta y se vive en creciente servicio a El.

Dios en tres Personas.

Los vocablos trinidad y personas, según se relacionan con la Deidad, aunque no se encuentran en la Biblia, son vocablos que están en armonía con ella, por lo tanto podemos comunicar a los demás nuestro entendimiento inmediato de la doctrina de Cristo respecto al Ser de Dios, según se distingue de "muchos dioses y muchos señores". Por tanto podemos hablar debidamente del Señor nuestro Dios, que es un solo Señor, como una Trinidad o como un Ser de tres personas, sin apartarnos por ello de las enseñanzas bíblicas (como ejemplo, Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Juan 14:16,17).
La Trinidad es, para la mente humana, un profundo misterio. Sin embargo, es imposible negar esta doctrina fundamental con respecto a Dios si se acepta la Biblia como la Palabra de Dios. Desde el principio de la historia cristiana han existido algunos que han negado la existencia de Dios en tres Personas; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tales existen también en nuestro tiempo. Esto es lamentable porque sólo repiten los errores de siglos ya pasados; errores que la iglesia ha condenado.
1. Dios se manifiesta en esta forma desde un principio puesto que "todas las cosas por él (Cristo) fueron hechas" y "el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Juan. 1:3 y Gen.1:2).
2. En la obra de la redención, se repite nuevamente este misterio. Cristo dijo "el que me ha visto a mí, ha visto al Padre" y "(el Espíritu) os guiará a toda la verdad" (Juan. 14:9 y 16:13).
3. Esta doctrina es parte integral de la Biblia. No deben buscarse solamente pasajes que hablan de la Trinidad (no hay ninguno) sino la enseñanza total de la Palabra de Dios.

a)- El Antiguo Testamento habla repetidamente de que Dios es uno (Deuteronomio 6:4).

b)- El Antiguo Testamento también habla de la pluralidad de Dios. "Hagamos (en el plural) al hombre a nuestra imagen" (Génesis. 1:26). En el libro de Isaías hay un pasaje que más tarde fue apropiado por Jesucristo en Lucas 4:17-19 y en el cual claramente se mencionan las tres Personas: "El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí" (Isaías 61:1).

c)- Cristo enseñó una distinción de personas en la Deidad que expresó en términos específicos de relación, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero que esta distinción y relación, en lo que a su forma se refiere es inescrutable e incomprensible, pues la Biblia no lo explica (Lucas 1:35; 1 Corintios 1:24; Mateo 11:25-27; 2 Corintios 13:14; 1 Juan 1:3, 4).
En el Nuevo Testamento esta doctrina parece tan clara como la luz del día. En el bautismo de Jesús (Lucas 3:21,22) el Hijo es bautizado, el Padre habla desde el cielo y el Espíritu desciende en forma de paloma. Otros pasajes son Mateo 28:19 y 1 Pedro 1:2.
Por lo tanto, de la misma manera, hay eso en el Padre que lo constituye Padre y no Hijo; hay eso en el Hijo que lo constituye Hijo y no Padre; y hay eso en el Espíritu Santo que lo constituye Espíritu Santo y no Padre ni Hijo. Por lo que el Padre es el Engendrador; el Hijo es el Engendrado; y el Espíritu Santo es el que procede del Padre y del Hijo. Así que, por cuanto estas tres personas de la Deidad están en un estado de unidad, existe un solo Señor Dios Todopoderoso y tiene un solo nombre (Juan 1:18; 15:26; 17:11, 21; Zacarías 14:9).
La iglesia, luego de muchos debates y estudio y oración por siglos enteros, ha adoptado esta doctrina como parte integral de la revelación de Dios. Quien la niega se aparta de la histórica iglesia de Cristo a lo largo de los siglos.

Identidad y cooperación en la Deidad

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son idénticos en lo que respecta a persona; ni se les confunde en cuanto a relación; ni están divididos en cuanto a la Deidad; ni opuestos en cuanto a cooperación. El Hijo está en el Padre y el Padre está en el Hijo en cuanto a relación. El Hijo está con el Padre y el Padre está con el Hijo, en cuanto a confraternidad. El Padre no procede del Hijo, sino el Hijo procede del Padre, en lo que respecta a autoridad. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, en cuanto a naturaleza, relación, cooperación y autoridad. Por tanto, ninguna de las personas de la Deidad existe ni opera separada o independientemente de las otras (Juan 5:17-30, 32, 37; 8:17,18).

3. La Deidad del Señor Jesucristo y su encarnación sobrenatural. 

El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. La Biblia declara:
(a) Su nacimiento virginal (Mateo 1:23; Lucas 1:31,35).
(b) Su vida sin pecado (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22).
(c) Sus milagros (Hechos 2:22; 10:38).
(d) Su obra vicaria en la cruz (1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21).
(e) Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1 Corintios 15:4).
(f) Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9, 11; 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:3).

El título Señor Jesucristo

El título Señor Jesucristo es un nombre propio. En el Nuevo Testamento nunca se le aplica al Padre ni al Espíritu Santo. Por tanto pertenece exclusivamente al Hijo de Dios (Romanos 1:1-3,7; 2 Juan 3).

El Señor Jesucristo, Dios con nosotros

El Señor Jesucristo, en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna, es el verdadero y unigénito Hijo del Padre, pero en lo que respecta a su naturaleza humana, es el verdadero Hijo del Hombre. Por lo tanto, se le reconoce como Dios y hombre; quien por ser Dios y hombre, es "Emanuel", Dios con nosotros (Mateo 1:23; 1 Juan 4:2, 10,14; Apocalipsis 1:13,17).

Hijo de Dios

El nombre Emanuel, abarca lo divino y lo humano, en una sola persona, nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su debida deidad, y el título Hijo del Hombre su debida humanidad. De manera que el título Hijo de Dios pertenece al orden de la eternidad, y el título Hijo del Hombre al orden del tiempo (Mateo 1:21-23; 2 Juan 3; 1 Juan 3:8; Hebreos 7:3; 1:1-13)

Trasgresión de la doctrina de Cristo

Por tanto, es una trasgresión de la doctrina de Cristo decir que el Señor Jesús derivó el título de Hijo de Dios sólo del hecho de la encarnación, o por su relación con la economía de la redención. De modo que negar que el Padre es un Padre verdadero y eterno y que el Hijo es un Hijo verdadero y eterno es negar la distinción y relación en el Ser de Dios; una negación del Padre y del Hijo; y una substitución de la verdad de que Jesucristo fue hecho carne (2 Juan 9; Juan 1:1, 2, 14, 18, 29, 49;  1 Juan 2:22, 23; 4:1-5; Hebreos 12:2).

Exaltación de Jesucristo como Señor

El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, después de limpiarnos del pecado con su sangre, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, sujetándose a El ángeles, principados, y potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo, envió al Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios el Padre hasta el fin, cuando el Hijo se sujete al Padre para que Dios sea todos en todo (Hebreos 1:3; 1 Pedro 3:22; Hechos 2:32-36; Romanos 14:11; 1 Corintios 15:24-28).

Igual honor para el Padre y el Hijo

Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo juicio, no es solo un deber de todos en el cielo y en la tierra postrarse ante El, sino que es un gozo inefable en el Espíritu Santo adscribir al Hijo todos los atributos de la deidad y rendirle todo el honor y la gloria contenidos en todos los nombres y títulos de la Deidad excepto los que denotan relación (ver los párrafos b, c y d), honrando así al Hijo como se honra al Padre (Juan 5:22, 23; 1 Pedro 1:8; Apocalipsis 5:6-14; Filipenses 2:8, 9; Apocalipsis 7:9, 10; 4:8-11).

4. Los ángeles como mensajeros y ministradores de Dios.

Así lo revela El Señor en Éxodo 23:20; Jueces 2:1; Lucas 2:11; Hechos 7:38; Hebreos 1:14.
En el principio Dios creó  el cielo y la tierra. Así empieza la historia de la Biblia. Y después sigue explicando o narrando la historia de los hombres, porque el hombre era la corona de la creación, el ser que Dios había creado para representarle aquí y para hacer su voluntad. El hecho de que en todas las religiones del mundo se mantiene la existencia de un grupo de seres espirituales comprueba que Dios creó también ángeles.

La Biblia, nuestra única información correcta, nos habla también de ángeles.

A. Características de los ángeles.

1. Los ángeles son criaturas de Dios. Cuando leemos en Génesis 1:1 que Dios creó los cielos y la tierra, indudablemente se refiere a la creación de los ángeles. Antes de eso no existía nada más que Dios. Por eso debemos creer que los ángeles son también criaturas de Dios y no seres eternos.
2. Los ángeles son espíritus. Ellos no tienen forma corporal como los hombres. A veces la Biblia nos informa de algún ángel del Señor que, en forma de hombre, venía a visitar a alguien en la tierra. Pero esas eran apariciones especiales de Dios, en las que el ángel adoptaba esa forma humana nada más que para esa aparición. Esa forma no era la suya.
3. Los ángeles son moradores del cielo. En la tierra, los ángeles sólo se encontraban ocasionalmente en cumplimiento de alguna misión. Su carácter de espíritus y su función hacen que su morada sea el cielo.
4. Los ángeles son seres morales, intelectuales e inmortales.  En la Biblia se habla de los ángeles como seres que tienen conocimiento, aunque nunca igual al de Dios (véase Mateo 24:36). También son seres morales, por cuanto la Escritura habla de ellos como "santos" (véase Mateo 25:31). Quiere decir también que los ángeles pueden ser buenos o malos. En Lucas 20:36, hablando de los salvados en el cielo, se dice que no mueren porque son iguales a los ángeles. Es decir, son inmortales.

B. Las funciones de los ángeles.

1. Los ángeles son siervos de Dios. Dios creó a los ángeles para efectuar las tareas del cielo. Ellos se encargan del cuidado del cielo como los hombres deben encargarse del cuidado de la tierra. No sabemos mucho de las tareas que deben realizar; pero sí sabemos de la función que han cumplido para Dios en el mundo. Muchas veces venían con sus mensajes divinos para el hombre.
2. Los ángeles son siervos del hombre. En el Salmo 34:7 tenemos la prueba de que los ángeles también  sirven a los hombres. Claro está que según la Biblia, sólo quienes temen a Dios y pertenecen a su pueblo disfrutan de ese servicio angelical. Ellos son quienes reciben la ayuda y la protección de los ángeles en momentos críticos.

C. Los nombres de los ángeles.

1. La palabra "ángel", en el idioma original, quiere decir "mensajero". Este término explica, si se quiere, parte de la función de los ángeles.
2. Grupos de ángeles. Existen en la Biblia indicaciones de grupos de ángeles que tienen sus tareas específicas.
a. Los querubines. Su función particular es la de demostrar el poder, la majestad y la autoridad de Dios. Ellos, por ejemplo, guardan la puerta del paraíso después del pecado.
b. Los serafines. Son los servidores inmediatos de Dios y se encuentran siempre rodeando el trono de Dios. Una descripción de ellos se halla en Isaías 6:3.

Algunos nombres propios de ángeles son revelados en la Biblia. Ellos son Gabriel y Miguel. El primero parece ser el portador de mensajes especiales de Dios, como en Lucas 1:19. Miguel, en cambio, parece ser el jefe de los ejércitos de Jehová; el guerrero celestial (APC.12:7).

Angeles caídos (demonios)

Además de lo que se dice en las Escrituras sobre los ángeles en general, hay muchas referencias a ciertos seres espirituales que en su naturaleza y en sus designios han dejado de ser ángeles en el sentido de la lección anterior. Lo que sí sabemos sobre esos seres, es que han perdido su estado original.

A. Su origen.

1. Al principio, todos los ángeles eran buenos. Habían sido creados por la Palabra de Dios y leemos que "vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera" (Génesis 1:31).
2. Parece ser que algunos de esos ángeles creados por Dios, santos y justos, cometieron pecados. Así lo indica 2da de Pedro 2:4 donde dice: "si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron. . ."
3. Justamente cuales fueron los pecados que cometieron, no se sabe de seguro.

Generalmente se cree, sin embargo, que fueron el orgullo y el deseo de ser iguales o superiores a Dios. En Judas 6 leemos: "... los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada..." Estas palabras parecen indicar que, disconformes con su posición, estos ángeles se revelaron en contra de Dios. De ser así, se comprende por qué el diablo tentó a Eva en la misma forma. Allí también, él invitó a la mujer a ser igual a Dios.

B. Su jefe.

1. Indudablemente, muchos fueron los ángeles que pecaron y perdieron sus puestos. De lo que sabemos, si embargo, podemos estar seguros que uno fue el jefe de esa rebelión contra Dios. Los otros simplemente se unieron al jefe.

2. Satanás es el jefe de los ángeles malos. Su nombre significa "adversario", no tanto del hombre sino de Dios. Siendo adversario, él inmediatamente atacó  la obra de Dios en el paraíso.
3. Algunos nombres de ese jefe,

a. Satanás - adversario (de Dios).
b. Acusador - acusa a los hijos de Dios.
c. Diablo - malo, tentador, calumniador.
d. Príncipe de este mundo - es decir, el autor de todo el mal que hay en el mundo y el que tiene dominio sobre ese mal.

C. Su actividad.

1. También tienen poderes sobrenaturales, como los ángeles buenos, pero los usan para el mal.

2. Acusan a los hijos de Dios, a los cristianos.
3. Tratan de derrotar los planes de Dios para salvar al hombre.
a. El diablo tentó a Jesús en el desierto para que no fuese nuestro Salvador.

b. Andan siempre buscando a quien devorar y apartar del buen camino.
4. Trabajan activamente para desviar a los cristianos de su Salvador. Lo hacen por medio de tentaciones mundanales, malos pensamientos, premiando sus malas acciones, etc.

5. Aunque tienen poderes sobrenaturales, están limitados, sin embargo, por el poder de Dios. Ellos no pueden hacer más que lo que Dios les permite. 

5. La Creación divina del Universo y del hombre, la previsión de Dios, la santidad original del hombre, su caída y su redención. Rechazamos la teoría de la evolución (Génesis 1:1,26; 2:17; 3:1-7; Romanos 5:12-21).

La Biblia dice que Dios creó  el cielo y la tierra. En las Escrituras, esta palabra "crear" se usa generalmente con el sentido de "hacer una cosa de la nada". Es decir que Dios, sin usar ningún material preexistente, pudo hacer la tierra y formar todo el universo solamente a través del poder de su Palabra.
Pero hay que reconocer que en ciertas ocasiones la Biblia usa la palabra "crear" con el significado de "hacer algo de otros materiales ya existentes". O sea que esta palabra tiene dos significados en la Biblia:

1. Creación primaria. Esto es crear de la nada, sin la existencia de materiales. Tal es la creación del cielo y de la tierra puesto que Dios no usó ningún material sino que con el poder de su Palabra ordenó que las cosas fuesen. Y éstas fueron, como puede verse en Génesis 1. (Véase Salmos 33:6,9).

2. Creación secundaria. Esto es crear de materiales ya en existencia. Tal es, por ejemplo, la creación del hombre. Dios tomó del polvo de la tierra, un material ya existente, y con eso formó al hombre. Esa creación, sin embargo, no quita nada del poder de Dios por cuanto aun en esto sólo El puede hacerlo.

Los días de la creación.

Las Escrituras describen la obra de la creación como realizada en seis días. Observando el proceso, podemos comprobar orden en esa obra. Es muy evidente que Dios es un Dios de orden.
1. El primer día. "... la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo". Así comienza el relato de la creación. Dios pues, con su Palabra creadora, ordenó que fuese la luz. Y la luz fue.

2. El segundo día. Una espesa niebla cubría aún el mundo. Dios ordenó la separación de la misma, formando así las nubes arriba y las aguas abajo.

3. El tercer día. Las aguas son separadas por la Palabra de Dios. Se formaron así los mares, lagos y ríos, como también la tierra seca. Además, en este día Dios creó las plantas.
4. El cuarto día. Para satisfacer las necesidades de las plantas, el sol era necesario. En este día Dios creó el sol, la luna y las estrellas.
5. El quinto día. En esta jornada Dios quiso poblar lo que había hecho. Creó, en consecuencia, los peces para los mares y las aves para los aires.

6. El sexto día. El mundo estaba ya casi completo. En el último día Dios hizo los animales de la tierra. También en este día Dios creó la corona de su creación, a saber, el hombre, para que administrara la creación en nombre del Creador.
7. El séptimo día. Dios miró  todo lo que había hecho y vio que era bueno. Esto quiere decir que todo lo que Dios había hecho servía sus propósitos. Por ejemplo, las aves que hizo servían para poblar el aire y los árboles. Dios descansó ese día de todo lo que había hecho. Con ello Dios nos indica que también nosotros debemos descansar un día de cada siete.

El propósito de la creación.

La pregunta puede hacerse: ¿Para qué creó Dios el mundo? Podemos conjeturar sobre el asunto y proponer toda clase de respuestas. Conviene pues ir a la Biblia y ver allí si hay algo sobre esto. En Isaías 43:7 tenemos una indicación: ". . . para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Ese es el propósito principal: la gloria de Dios. Así como un arquitecto recibe gloria por una obra majestuosa de su mano, Dios recibe gloria sin fin del mundo que hizo.

La Providencia Divina

La Biblia demuestra claramente que Dios, después de haber creado el mundo, ha seguido manteniéndolo, cuidándolo y gobernándolo con su sabiduría. Esa obra de Dios se llama "providencia”. La palabra misma significa "ver antes", es decir, antes de hacer.
Por lo tanto, la providencia de Dios se refiere a los planes que El ha hecho para el futuro y además al cumplimiento de esos planes. Esa providencia comprende tres aspectos, a saber: preservación, gobierno y cooperación. Pero antes de estudiar esas tres cosas debemos ponernos en guardia contra dos errores muy comunes.

Conceptos equivocados de la providencia de Dios.

1. El concepto deísta. Esta opinión enseña que cuando Dios creó al mundo, le dio a cada una de sus criaturas algunas leyes y luego abandonó todo para que funcionara de acuerdo con esas leyes. Quiere decir entonces que Dios se encargó de hacer el mundo, lo puso en marcha, y luego lo dejó a su propio destino.

2. El concepto panteísta. El panteísta no distingue entre Dios y el mundo. Para él, Dios es el mundo y el mundo es Dios. Dice él: "Dios es todo y todo es Dios". En ese caso no hay ni creación ni providencia sino que el mundo se va creando y gobernando a sí mismo.

Preservación.

Este es el primer aspecto de la providencia. Por ella entendemos que Dios preserva lo que ha creado. Lo que El hizo en la creación lo sigue manteniendo en existencia.

1. Su significado. Esto indica que nada ni nadie en el mundo existe por sí solo o por su cuenta, sino que todas las cosas dependen de Dios. El las creó con el poder de su Palabra y El las sigue manteniendo con su Palabra. Es por eso que las cosas creadas al principio siguen existiendo siempre.

2. Prueba bíblica. En Hechos 17:24 leemos: "El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay... “Esto nos deja ver que el mundo es la obra de Dios el Padre. Y luego en el versículo 28, el apóstol Pablo, hablando del presente, dice: "Porque en él (Dios) vivimos, y nos movemos, y somos". Dios ha creado al mundo, y también lo preserva.

Gobierno.

Este aspecto de la providencia puede definirse como la actividad de Dios, guiando las cosas hacia su divino propósito. Ese propósito es el mismo que tuvo Dios al crear al mundo o al hombre; es decir, la gloria de su nombre.

1. Su significado. Que Dios gobierna el universo quiere decir simplemente que todas las cosas ocurren de acuerdo con sus órdenes. El es el Rey del universo y nada de lo que en él ocurre, ocurre por suerte, sino que Dios lo ha determinado así. Muchos, por ejemplo, creen que una guerra mundial es el resultado de las decisiones de los hombres, pero lo cierto es que Dios lo ha decidido primero. El es el Rey supremo que gobierna sobre los asuntos del mundo y de los hombres.
2. Su extensión. Dos preguntas que surgen de forma natural: ¿Hasta dónde llega el poder de Dios? ¿Qué cosas gobierna El y cuáles no? En general, debe responderse que El gobierna todas las cosas. Su gobierno es universal. Entre las cosas que El gobierna podemos mencionar algunas:
a. El mundo material - Salmo 104: 13- 15.
b. Los animales - Mateo 6:26.

c. Las naciones - Job 12:23.

d. El éxito o fracaso de una vida - Salmo 75:7.
3. Su consuelo. Al saber que Dios gobierna todas las cosas, no existen en nuestra vida el temor y la duda. En cambio, deben reinar la confianza y la seguridad. Es por eso que Pablo, aunque tuvo muchas dificultades, podía decir con alegría: "...sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien"(Romanos 8:28). Podemos estar seguros que cualquier cosa que nos sucede es el designio de Dios.

Cooperación.

Hay algunos que creen que porque Dios gobierna, ellos no precisan hacer nada. Esa es una idea muy equivocada porque en la providencia de Dios hay también este otro aspecto llamado la cooperación. Esto puede definirse como la actividad de Dios en cooperación con todas las cosas y de acuerdo a sus leyes. Dios, en su gobierno del universo, utiliza los medios que ha creado y sus respectivas leyes.

Ejemplos:

1. Dios hizo el sol y en su gobierno quiere alumbrar al mundo con él. Pero para ello usa el sol que hizo al principio y que sigue sus leyes. Por eso el sol sale siempre en el oriente y se pone en el occidente. Dios lo gobierna, pero con la cooperación del sol.
2. Tomemos un hombre enfermo. Dios lo quiere curar de su mal. En su gobierno del mundo El desea curar a ese hombre. Pues bien, para ello utiliza los médicos, los remedios y el descanso. Dios gobierna, entonces, en cooperación con el enfermo, el médico, etc.

El Hombre, su origen

Los que creen que el hombre surgió espontáneamente en el mundo no saben cómo explicar su verdadero origen. La verdad es que el hombre fue creado por Dios. El ser humano está constituido por tres partes o elementos: el cuerpo, el alma y el espíritu. Cada uno de esos elementos fue formado por Dios en forma particular. Con ellos formó la persona.

1. El cuerpo. El cuerpo del hombre fue tomado del polvo de la tierra. Con ese material Dios formó  a Adán. De ahí las palabras de la Escritura que dicen del hombre: "...polvo eres, y al polvo volverás.”
2. El espíritu. La Biblia nos dice que Dios sopló en el hombre aliento de vida, "y fue el hombre un ser viviente". Ese soplo de vida hizo del hombre un ser viviente y completamente distinto del resto de las criaturas. Sólo en el hombre sopló Dios aliento de vida haciendo de él una imagen o semejanza suya. Al morir el cuerpo, la Bíblia dice que el espíritu vuelve a Dios, que lo dio.
3. El alma, es lo que nos diferencia de los animales. Es en ella donde residen las emociones y la conciencia humana, es allí donde habitan el bien y el mal y donde se decide qué camino tomar. El alma es inmortal ya que perdurará por los siglos de los siglos ya sea en Vida eterna o condenación eterna.

La imagen de Dios.

En Génesis 1:26 dice Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Eso es lo que distingue al hombre del resto de la creación: él lleva en sí la imagen de Dios. ¿Qué es esta imagen?
1. La imagen de Dios en el sentido estricto. Esto quiere decir que el hombre, por llevar en sí  la imagen de Dios, tenía verdadero conocimiento, cumplía con toda justicia y disfrutaba de completa santidad. Sus conocimientos eran perfectos, su sentido de justicia era perfecto, su comportamiento era perfecto. La imagen de Dios, en el sentido estricto, es conocimiento, es justicia y es santidad. Eso lo tenía el hombre creado por Dios. Era parte integral de su ser.
2. La imagen de Dios en el sentido amplio. Esto quiere decir que, además de esas cualidades, el hombre era un ser espiritual, moral e inmortal. En otras palabras, por ser creado a la imagen de Dios, el hombre tiene un alma, sabe lo que es bueno y lo que es malo, y su alma nunca muere.

Las características del hombre.

1. Es diferente a los ángeles. Los ángeles también son criaturas de Dios. Pero los ángeles son espíritus, sin forma corporal. El hombre, en cambio, además de espíritu, tiene cuerpo y alma. Los ángeles fueron creados para el servicio del cielo. El hombre, en cambio, para el servicio de la tierra.

2. Es diferente a los animales. Si bien es cierto que al hombre se le clasifica a veces en el reino animal, no puede significar eso que es un animal. Es completamente distinto. El hombre tiene un alma, una mente y una voluntad. Es un ser espiritual e intelectual. Los animales son siervos del hombre,

3. Fue creado como corona de la creación.
a. Creado directamente por la mano y el Espíritu de Dios.
b. Hecho a imagen de Dios.

c. Recibió el mandato de explotar y dominar la tierra (véase Génesis 1:28).

d. Todas las cosas fueron puestas bajo su dominio -pero también bajo las órdenes de Dios. Dios era el Rey y el hombre virrey.

La caída del hombre

La más cruda realidad en el mundo es la existencia del pecado. Sobre esto se basan los problemas que afectan al ser humano; las luchas, sinsabores, enfermedades, tristezas y dolores de la humanidad.
Es una realidad que muchos ignoran porque no quieren reconocerla. Y así multiplican más sus transgresiones. Debemos estudiar esto y formar nuestra propia opinión.

A. El origen del pecado.

Dios creó al hombre sabio, justo y santo. El hombre así creado fue puesto en el jardín del Edén donde disfrutaba de todo y, además, de la presencia de Dios. Sólo había una posibilidad de hacer el mal.
Dios había puesto en el medio del jardín el árbol del conocimiento del bien y del mal. Y con respecto al fruto de ese árbol, Dios dijo: "(de él) no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Gen.2:17).

Ese era el mandamiento probatorio. Por medio de él sería probado el hombre. Si resistía la tentación ganaría la vida eterna. Si caía ante el tentador, moriría. El diablo no perdió mucho tiempo en hacer lo posible por destruir la obra de Dios. Llegó al jardín en forma de serpiente. El plan del tentador contemplaba tres fases:
1. Primero, sembrar la duda diciendo: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?" (Génesis 3:1).
2. Luego el diablo siembra incredulidad diciendo que no era cierto que morirían como Dios había dicho.
3. Finalmente, el diablo siembra el orgullo diciendo que serían "como dioses" si comieran del fruto prohibido.

B. El resultado del pecado.

El pecado de Adán y Eva trajo consigo serios y trágicos resultados:
1. El hombre perdió la imagen de Dios en el sentido estricto. Es decir, el hombre ya no poseía el conocimiento verdadero, la justicia y la santidad con que había sido creado.
2. La vergüenza y el temor a Dios se apoderaron de los primeros hombres como se manifiesta al esconderse y vestirse con hojas de higuera.
3. La muerte espiritual llegó  al hombre, de acuerdo con la promesa de Dios. Ahora el pecado se interpuso entre Dios y el hombre. Y el estar separado de Dios es estar muerto espiritualmente.
4. La muerte física, aunque no instantáneamente, comenzó a hacer su obra en el hombre. Desde ese momento, las enfermedades la fatiga y el decaimiento condujeron a la muerte.
5. La expulsión del jardín del Edén significa que desde ese momento el hombre debía luchar por su pan cotidiano. Ya no tenía a su disposición el jardín. Fue separado de Dios y privado de sus mejores bendiciones.
6. El castigo a los participantes en el primer pecado:
a. La serpiente caminará  sobre su vientre.
b. La mujer tendrá dolores y tristezas.
c. El hombre ganará su sustento con el sudor de su frente.
7. La culpa es de toda la humanidad, por cuanto Adán actuaba como representante de ella en el pacto o alianza de Dios.

C. El carácter del pecado.

Muchas teorías se han presentado en cuanto al carácter del pecado. Algunos dicen que el pecado es simplemente ignorancia, o falta de educación, o una enfermedad.

Otros dicen que es algo que pertenecía al hombre de las edades primitivas pero que gradualmente se va eliminando. Sin embargo, debemos atenernos a lo que dice la Biblia al respecto. Allí leemos dos cosas:
1. El pecado siempre tiene relación con Dios. Si no hubiera Dios, no habría tampoco pecado. En esencia pues, el pecado es violación de la ley de Dios. (Véase 1 Juan. 3:4).
2. El pecado se extiende no solamente a los hechos sino también a los pensamientos. Un pensamiento contrario a la ley de Dios es ya un pecado. De allí que la ley dice: "no codiciarás".

6. La Salvación por gracia provista por medio de la fe en la obra redentora de Jesucristo. (Lucas 24:47; Juan 3:3,16; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11)

La única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios. Su sacrificio y muerte en la cruz, pagó el precio de nuestra rebelión y nos hizo hijos de Dios.
La salvación, no depende del mérito o de la virtud de los hombres sino que es un regalo inmerecido de la gracia soberana de Dios. Todos los seres humanos hemos pecado y  como consecuencia del pecado, éramos esclavos del mal e incapaces de reconciliarnos con Dios hasta que Cristo con su muerte en la cruz nos acercó una vez más al Padre.

Condiciones para la salvación.

La salvación se recibe a través del arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna por el lavamiento de la regeneración, la renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de la fe (Lucas 24:47; Juan 3:3; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11; 3:5-7).

Evidencias de la salvación.
 
La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu (Romanos 8:16). La evidencia externa ante todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad (Efesios 4:24; Tito 2:12).

7- Arrepentimiento genuino 

Una vez escuchado el mensaje de salvación el corazón humano es movido por El Espíritu Santo, quien le convence de que ha violado las leyes de Dios y que si no cambia de actitud y se vuelve de sus malos caminos, es reo de muerte (Romanos 6:23).
La mejor definición de arrepentimiento, no es otra que: sentir dolor y vergüenza por haber ofendido y violado la ley de Dios, Jesús ordena el arrepentimiento para con Dios y lo cita como primer requisito para  el perdón de los pecados.  (Marcos 1: 15; Lucas 13: 3-5)Este es sin duda alguna el primer peldaño en la escalera hacia la Vida Eterna.
8- La Conversión
La conversión verdadera, produce una firme convicción hacia Dios y transforma positivamente a cada individuo.
Luego de convencernos de que estamos pecando, y producirnos verdadero  arrepentimiento, la siguiente iniciativa del Espíritu Santo es llevarnos al punto de cambiar la vida antigua.
Es por esto que definimos la conversión por su significado etimológico: No es otra cosa que un cambio radical en el individuo que deja atrás el pecado y se vuelve a Dios. Es la muerte del “viejo hombre” y el nacimiento de una “nueva criatura”.

La idea de la conversión.

La Biblia habla de varias clases de conversiones, como por ejemplo, conversiones nacionales, cuando toda una nación se convertía (Jonás 3:5); de conversiones temporales como la de aquéllos que parecían convertirse pero que pronto negaban esa conversión (Mateo 13:20,21).
La conversión verdadera, es un cambio. De allí las palabras usadas en la Biblia para indicarlo. La conversión consiste en cambiar el sistema de vida, las ideas de la mente y los sentimientos del corazón. Es ser restaurado a las condiciones originales del hombre. Es volver al hogar paterno.
Y estos son algunas de sus características:
1. Es un cambio radical. Porque ¿qué puede ser más radical que cambiar el rumbo de una vida a lo opuesto? Es odiar las cosas de Dios y luego amarlas; es vivir alejándose de Dios cada vez más y luego vivir acercándose a Dios cada vez más. (Como el hijo pródigo en Lucas 15).
2. Es un cambio religioso. Lógicamente, la conversión no es cambiar de partido político o de equipo de béisbol. Es un cambio que tiene que ver con la convicción de la persona, es decir con todos y cada uno de los aspectos de la vida.

3. Es un cambio hacia Dios. Todos los hombres viven lejos del Dios que los hizo. Algunos hacen su dios de ellos mismos y de lo que ellos desean y creen que es la verdad. Otros hacen su dios del trabajo. Otros de sus posesiones.

Algunos dioses todos tienen, porque el hombre es religioso por naturaleza. Aun el ateo es religioso. Ahora bien, la conversión es cambiar esos dioses que no son dioses por el Dios que es Dios verdadero.
4. Es abandonar el pecado y seguir a Cristo. Estas dos cosas constituyen el gran conflicto entre el pecado y el Cristo. De naturaleza todos seguimos al pecado, somos sus prisioneros. Convertirse es entregarse al Cristo para que nos libere y nos limpie de todo pecado y nos haga suyos.
5. Es un cambio consciente causado por algo interno. El hombre no puede ni quiere convertirse por sí solo. Su corazón pecaminoso se lo impide. Lo que necesita para convertirse es cambiar de corazón; y eso no lo puede hacer el hombre. Pero eso es justamente lo que hace el Espíritu Santo: cambia el corazón.
Esto se llama la regeneración o nuevo nacimiento. Y al cambiar eso, viene la conversión.

La necesidad de la conversión.

 La Biblia enseña claramente que la conversión es absolutamente necesaria para la salvación. Sin conversión no hay salvación. El Señor Jesús dijo en Mateo 18:3: "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos".
Más claro, no puede ser. Hay que hacer, sin embargo, algunas aclaraciones. Esto se debe al maravilloso pacto que Dios ha hecho con los creyentes, en el cual ha incluido a los hijos de ellos. Al establecerlo, dijo a Abraham que hacía el pacto con él y con su simiente después de él (Gen.17:7).
  
1. Los niños de creyentes que mueren antes de llegar al uso de la razón, se salvan sin la conversión visible. En el Nuevo Testamento, Pedro también se refiere a esto cuando dice: "para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos" (Hechos. 2:39). Exactamente lo mimo ocurre en la promesa divina de salvación que es para el que cree y su casa (Hechos 16:31). Cristo mismo hablaba de los hijos de los miembros del pacto y que "de los tales es el reino de los cielos" (Lucas 18:16).
2. En el caso de los adultos, la conversión es absolutamente indispensable. Para ellos se dice que hay dos clases de conversión: gradual y repentina.
    a. Gradual. Esta conversión se produce a través de un largo proceso. Ocurre entre gente que ha nacido y se ha educado en un ambiente cristiano, de hogar e iglesia. Muchas veces, sin embargo, se usa esto como una excusa para la falta de una conversión genuina.
    b. Repentina. Esta conversión ocurre generalmente con personas que nunca, deliberadamente, han tomado una decisión por Cristo. Muchas veces al leer la Biblia, alguna literatura cristiana, al oír un sermón o al experimentar algún suceso, se convierten repentinamente (Hechos 16:29, 30).

9- La Fe Salvadora “sin la cual, es imposible agradar a Dios”.

La fe que salva se llama a veces "fe salvadora" porque esa es la que tienen en Cristo Jesús los que se salvan. Conviene saber que esta fe tiene tremenda importancia para el hombre. 

1. Los elementos de la fe.

Estos son dos: conocimiento y confianza:
a. Conocimiento. Aun en la vida de este mundo el conocimiento es necesario para poder creer, o tener fe. Por ejemplo, si alguien a quien no conocemos nos informa que nuestro hermano está enfermo, no podemos creerle. Pero si una persona bien conocida nos dice lo mismo, le creeremos enseguida. Así también la fe que salva comprende cierto conocimiento. En este caso es un conocimiento de la Biblia, de Dios y de Cristo Jesús. Sin ese conocimiento no podemos tener fe. ¿Cómo va a creer una persona en Cristo Jesús si no sabe quién es Cristo Jesús? Claro está que uno aprende mucho más después que tiene fe que antes. Pero antes de eso, cierto conocimiento es indispensable.
b. Confianza. Este es el otro elemento de la fe que salva. Esto quiere decir que el que cree en Cristo tiene confianza en El; está seguro que Cristo es su Salvador; no puede ver el cielo con sus ojos, pero cree que existe porque Dios lo dice; no sabe cómo puede ser que Dios lo salve, pero lo cree porque tiene confianza en Dios - Juan 3:15, 16, 18; 6:40).

2. Características de la fe:

a. Viene por el oír de la Palabra: Esta fe salvadora no viene por milagro. La predicación del evangelio invita a ella. De allí que la iglesia insista en predicar y en que todos los hombres oigan esa predicación.

b. Incluye todas las promesas que Dios hace en su Palabra: Así es como cosas increíbles para el ser humano, el cristiano las tiene por verdades indiscutibles.

c. Crece en el creyente: La fe es algo que va creciendo y aumentando desde el principio de la vida cristiana hasta el fin. Cuanto más experiencias cristianas, más fuerte la fe.
d. Puede debilitarse notablemente si uno no la cultiva: Al igual que un árbol que no se cuida, la fe desaparece también si no la cuidamos. Dejando de lado la oración, la lectura de la Biblia, faltando a los cultos de la iglesia, la fe se va debilitando. ¡Hay que cuidarla!

Otras clases de fe que no son verdaderas:

1. Fe histórica. La persona que tiene esta fe cree que todo lo que dice la Biblia es cierto. Está  de acuerdo con todo eso pero con la cabeza nada más. Ese conocimiento no afecta su corazón ni su vida. Cree en el evangelio como historia.

2. Fe de milagros. Los que tienen esta fe pueden hacer milagros u otros pueden hacer milagros sobre ellos. Judas Iscariote tenía esta fe puesto que él podía hacer milagros (Marcos 6:7,13). También los diez leprosos de Lucas 17 la tenían, ya que en ellos se hizo un milagro. Pero no es suficiente para la salvación. Sólo uno de los diez leprosos oyó las benditas palabras: "tu fe te ha salvado."
3. Fe temporal. Esta fe es una fe que hoy es y mañana no existe. Muchos son cristianos sólo por un tiempo y luego dejan de serlo volviendo a sus malos caminos. Muchos se pierden eternamente con esta fe. La fe que salva es la que incluye conocimiento y confianza en Cristo como único y todo suficiente Salvador.

10- La Justificación  “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios…” (Romanos 5:1).

Toda vez que el pecador se arrepiente, se convierte y cree al evangelio, ya ha iniciado su camino al cielo, libre de toda culpa y condenación, gracias al sacrificio de Cristo. Automáticamente Jesús asume nuestra defensa ante El Padre, e intercede por nosotros.
La justificación entonces consiste, en no intentar presentarnos como buenos y justos ante Dios por nuestros propios méritos, sino aceptar, validar y apropiarnos de la gracia redentora de la Sangre de Jesucristo, quien en la cruz ya perdonó nuestras transgresiones y llevó sobre sí nuestro pecado.

De modo que no vivamos ya a la expectativa de juicio y condenación eterna,  sino más bien, la certeza de redención y vida eterna.

11- La Regeneración Juan 3:8; 1 Pedro 1:23.

La regeneración o nuevo nacimiento, nos permite caminar solamente en dirección a Dios bajo la influencia del Espíritu Santo por la fe en la Sangre de Cristo.

Así, se produce el fenómeno de la entrega total descrita por San Pablo cuando dijo:”más ya no vivo yo, sino Cristo en mí”.
Dejamos atrás la vida carnal y vivimos una vida cristiana.  Una vida que tiene su origen en la fe.
El creyente regenerado, vive su vida de acuerdo con la ley de Dios. Si bien es cierto que la salvación no está en cumplir la ley, también es cierto que el cristiano tiene el privilegio de saber exactamente lo que debe hacer. Para eso tiene ley de Dios.
Es una expresión clara de lo que su Padre requiere en la vida.
El creyente regenerado lleva  una vida de gratitud. Todo lo que hace un cristiano debe hacerlo porque está agradecido a Dios por la salvación que El le ha dado.

El cristiano regenerado se deleita en estudiar y meditar la Palabra de Dios. Es ferviente en la oración y adoración a Dios. Su fidelidad y constancia en la obra es notable y ayuda a los necesitados de toda clase, dando testimonio del amor de Dios a pecadores e ignorantes del evangelio.

El creyente que ha pasado por el proceso de regeneración sabe que debe dar testimonio de gratitud hacia un Dios tan bueno que le ha perdonado sus pecados y le ha salvado del mal.
Todo ser regenerado está  seguro de su fe. Una persona que no vive una vida cristiana no puede saber nunca si realmente es cristiana o no. Lo más probable es que le falte todo para ser un cristiano. En cambio el que vive una vida cristiana puede estar seguro que su fe es verdadera y que él es un cristiano.
El creyente que vive bajo la gracia regeneradora sabe que tiene el compromiso de conquistar a otros para Cristo. Cuando otros vean el cambio operado por el Espíritu Santo en su vida, de seguro querrán para sí el gozo de la salvación y también buscaran convertirse a Dios y seguir la fe en Cristo Jesús.

Todos los cristianos tienen la obligación de hablar a otros de Cristo Jesús. Pero lo menos que pueden hacer es vivir una vida ejemplar para que otros puedan ver con sus propios ojos lo que es ser cristiano.
El creyente regenerado vive sobre todas las cosas, para rendir a Dios, la gloria y el honor que se merece.

La Comunidad Paulista Imitadores de Cristo (CPIC), no basa su fe en dogmas ni doctrinas humanas, pues “el reino de los cielos no consiste en comida ni bebidas”.
No reparamos en asuntos de modas o corrientes del vestir, nos apegamos a la Biblia cuando dice que debemos andar y vestirnos como hijos de luz, con modestia y decoro. Cada creyente, lavado por la sangre de Cristo lleva en su interior al Espíritu Santo, El le dirá como vestirse apropiadamente para ejercer su función de embajador del Reino de los Cielos.

Para el cristiano regenerado, el orden de prioridades es como sigue:
  1. DIOS, El está sobre todas las cosas y no comparte su gloria con nada ni nadie. Es el primero de los 10 mandamientos.

  1. LA FAMILIA, es la primera institución creada por Dios, es la base de la Iglesia, y de la sociedad misma. Es deber y obligación del verdadero cristiano, cuidar y proteger a sus dependientes, velar por ellos en lo espiritual y material. 

Amarlos, proveer para su sustento, proporcionarles la educación y la atención necesaria, debe ser de capital importancia para el creyente fiel.  (Primero hay que ordenar la casa antes de procurar ministerio fuera de ella).

El matrimonio, fue creado y  santificado por Dios en el huerto del Edén, y refrendado por Jesucristo en las bodas de Caná. Es la base inicial de la familia, es honroso en todo sentido, bajo los términos bíblicos: VARON Y HEMBRA. Es un acto civil, ratificado por la congregación. LA IGLESIA NO CASA, SOLO BENDICE LA UNION LEGAL DE UN HOMBRE CON UNA MUJER.

La unión entre personas de un mismo sexo, la poligamía y cualquier otra relación intima contra natura, son abominación al Señor nuestro Dios. No serán nunca permitidas bajo ningún concepto o atenuante por la Comunidad Paulista Imitadores de Cristo Inc.
  1. LA IGLESIA o Comunidad es la segunda institución del orden divino. Todo cristiano está en el deber voluntario de sustentarla e involucrarse en todas las iniciativas tendentes a su buen funcionamiento.
  2. LA SOCIEDAD EN GENERAL, los creyentes no están ajenos a los problemas de su entorno, es mandato bíblico estar pendientes de la suerte del prójimo, e ir en su ayuda.

Si en algún momento se quisiera establecer parámetros para lo que es correcto, todo creyente debe mirarse en el espejo de Cristo y tener en cuenta que Dios es santo, y que SIN SANTIDAD NADIE VERÁ AL SEÑOR.

12- Santificación y Santidad por la obra de Jesucristo, del Espíritu Santo y de la Biblia. (Juan 17:17; Romanos 12:1,2, 1 Tesalonicenses 6:23; Hebreos 12:14; 13:12; 1 Pedro 1:15,16)

La santificación es un acto de separación de todo lo malo, y de dedicación a Dios (Romanos 12:1, 2; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:12

La santificación se efectúa en el creyente cuando éste reconoce su identidad con Cristo en su muerte y su resurrección, y por fe se propone vivir cada día en esta unión con Cristo, y somete todas sus facultades al dominio del Espíritu Santo (Romanos 6:1-11, 13; 8:1, 2, 13; Gálatas 2:20; Filipenses 2:12, 13; 1 Pedro 1:5).
La santificación es el siguiente paso tras la salvación y la regeneración, se pone de manifiesto en las vidas de quienes han hecho suyo el beneficio del poder transformador de la Sangre de Cristo por medio de La Palabra de Dios y del Espíritu Santo.

Sólo así se alcanza el grado imprescindible de aceptación ante los ojos del Altísimo quien exige literalmente la santidad como condición innegociable, a quienes anhelan ver su rostro: “Sed Santos, porque Yo Soy Santo”  (1ra de Pedro 1:16) y el autor de la Carta a los Hebreos lo ratifica: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14)

13- La Adopción  “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Juan 1:12)

El más grande privilegio que hemos alcanzado mediante la aceptación y validación en nuestras vidas del sacrificio de Cristo en la cruz,  es el de la adopción.

Sólo Cristo tenía desde el principio, el principado del cielo en su condición de Hijo Unigénito (hijo único) de Dios. Pero ahora, tras habernos reconciliado con El Padre, compró también para nosotros el derecho de Ser hechos “Hijos de Dios” coherederos y coparticipes de sus riquezas en gloria.

Es maravilloso tener la certeza de que podemos acceder libremente al trono de la gracia, y disfrutar los privilegios de ser hijos y no simples criaturas del Dios Todopoderoso.

14- La Iglesia, también llamada comunidad cristiana. 

Una de las cosas más importantes para el cristiano es la iglesia. Es allí donde se encuentran todos los cristianos reunidos. La iglesia es la institución que Cristo creó para los cristianos.
La iglesia no es un invento de los hombres sino una institución que Dios mismo ha creado para sus propósitos.
Muchas organizaciones que se llaman a sí mismas iglesias han sido planeadas y creadas por los hombres. No son por lo tanto iglesias. En la Biblia hay suficiente evidencia para afirmar que la iglesia es de Dios.
La iglesia es el pueblo redimido por la sangre de Cristo, separado del mundo,  y fiel creyente del evangelio. Profesantes,  militantes y practicantes de los preceptos cristianos consignados en La Biblia.

1. Los nombres que se le dan:

a. Iglesia. Esta palabra quiere decir "extraídos" y se refiere a los que Dios ha extraído del mundo para formar su iglesia
b. Cuerpo de Cristo. Todos los miembros de la iglesia constituyen el cuerpo de Cristo, que es la cabeza. Si la iglesia es el cuerpo de Cristo, es de Dios, porque Cristo es Dios.
c. Depositaria de la verdad. Esta designación usada en 1ª de Timoteo 3:15 se refiere a la verdad de Dios. La iglesia conserva esa verdad, la define y la propaga.

d. Iglesia del Dios vivo. Esta designación ocurre también en 1ra de Timoteo 3:15 y es suficientemente clara.
2. Algunas referencias:

a. Jesús mismo se refiere a ella en Mateo 16:18 y 18:17.
b. El encabezamiento de algunas epístolas habla de los recipientes como la iglesia (un ejemplo clásico es el de Corinto: o, 2ª de Corintios 1:1).
c. Pablo la menciona repetidamente como por ejemplo en Efesios 1:22,23.

Atributos Característicos

1. Unidad. Al ver tantas denominaciones y sectas, no parecería cierto que la iglesia tiene, como atributo, la unidad. Sin embargo, así es, porque la unidad no es algo externo, algo de la organización. Es más bien una unidad de principio, de origen, de propósito, una unión espiritual. Una sola es la cabeza de la iglesia, a saber, Cristo. Un mismo Espíritu Santo la guía. Profesa una sola fe, la del evangelio. Tiene un mismo amor, el de Dios. Una sola esperanza, la vida eterna. Un solo fin, la gloria de Dios.

2. Santidad. La iglesia es santa no porque sus miembros sean santos a la perfección, sino porque Cristo es su cabeza, y El es santo. Los miembros verdaderos tienen en ellos el germen de la santidad. Además, la iglesia es santa porque es una institución separada del mundo que es pecador.

3. Universalidad. La iglesia es universal porque ha existido en todos los períodos de la historia. Empezó en el paraíso, ha existido hasta hoy y se dirige hacia la eternidad. Abarca todas las naciones del mundo, puesto que no hace distinción de razas o nacionalidades. Además, afecta todas las esferas de la vida.

Certificado de Autenticidad

¿Cómo puede saberse si una iglesia es verdadera? Hay que juzgar por lo que hace y enseña.

1. Verdadera predicación de la Palabra de Dios. La iglesia que predica otra cosa que no sea la verdadera Palabra de Dios no tiene la marca de la iglesia verdadera.

2. Justa administración de los Sacramentos. Una iglesia que bautiza a un nuevo converso que no ha dado frutos de arrepentimiento o permite a cualquier persona que no ha aceptado a Cristo como Salvador participar de la Santa Cena no tiene la marca de la iglesia verdadera.
3. Fiel ejercicio de la disciplina. Esto quiere decir amonestar o echar de la iglesia a los que no obedecen la voz de Cristo. La iglesia verdadera no puede permitir que los desobedientes permanezcan en su seno.
4. Evangelización. Toda iglesia tiene el mandamiento ineludible de Jesús, el Rey de la iglesia, de ir y predicar el evangelio a toda criatura.

Miembros de la iglesia o Comunidad Cristiana

1. Los que profesan creer en Cristo Jesús como su Salvador y Señor. Para ellos instituyó  Dios la iglesia y solamente para ellos.
2. Para los que manifiestan haber sido convertidos. Que una persona diga que cree en Cristo no es suficiente. Esa persona debe mostrar en su vida que es así.

3. Debido a la hipocresía, es posible que muchos pertenezcan a la iglesia terrenal. Pero a los hipócritas, Dios no les considera miembros del cuerpo de Cristo. Pueden engañar a sus semejantes pero no a Dios.

El Gobierno de la Iglesia

1. El jefe supremo y exclusivo de la iglesia es Cristo Jesús quien la gobierna con el Espíritu Santo, que El envía donde sea necesario, y con la Biblia, que El dejó para ese fin con todas las instrucciones necesarias.
2. Jesús también dejó  hombres para ayudar en esa tarea de dirigir la iglesia: Pastores, para enseñar; ancianos, para gobernar; diáconos u oficiales, para ayudar, etc. 

La Comunidad Paulista Imitadores de Cristo Inc. 

Es parte integral del cuerpo de Cristo, y son admisibles en ella, todos los seguidores auténticos de la fe que salva. (Efesios 1:22, 23; 2:22; Hebreos 12:23).

Dado que el propósito de Dios respecto del hombre es buscarlo y salvarlo de su condición de perdición, para que el hombre lo adore y participe del cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo.

Sobre diezmos y ofrendas

Cuando Dios envía, respalda, por esto, la Comunidad Paulista Imitadores de Cristo Inc. (CPIC) será sustentada por todos sus miembros, mediante la entrega voluntaria del diezmo del Señor, y sus ofrendas, cuya base contempla la Palabra, en el libro del profeta Malaquías 3:10-12.
No obstante, y aunque La Biblia consigna como obligatorio el diezmo, ningún líder de la comunidad deberá hostigar a persona alguna para diezmar u ofrendar.

Cada quien es responsable ante Dios de sus actos. Todo miembro de la Comunidad Paulista, instruido en la Palabra conoce sus deberes, es odioso e incomodo, solicitar ofrendas y diezmos desde el pulpito. 

Somos la agencia de prensa del cielo

Dios nos ha llamado a dar a conocer las buenas nuevas de salvación a todas las naciones de la tierra.  (Hechos 1:8; Mateo 28:19, 20; Marcos 16:15, 16).
Somos embajadores de la gracia y promotores de la salvación. Una colectividad en donde el hombre pueda adorar a Dios (1 Corintios 12:13). Un canal para el propósito de Dios de edificar un cuerpo de santos que son perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11, 16; 1 Corintios 12:28; 1 Corintios 14:12).

Nos proponemos dar total cumplimiento a nuestra razón de ser, ya que así, y sólo así, seguiremos el modelo apostólico del Nuevo Testamento, por enseñar y animar a los creyentes a ser bautizados en el Espíritu Santo. 

15- Bautismo en las aguas por inmersión, La Cena del Señor y Lavatorio de Pies  (Mateo 28:19; Lucas 22:14-16; Romanos 6:4; 1 Corintios 11:23-26; 2 Pedro 1:4)

Jesucristo personalmente instruyó  a sus discípulos sobre las tres ordenanzas sacramentales y estas son: el bautismo, la cena del Señor y el lavatorio de pies.
Antes de entrar en detalles, es bueno conocer que un sacramento es "el signo sensible de un efecto interior y espiritual que Dios obra en nuestras almas". Hay aquí pues dos cosas: algo interior, y algo que se ve o se percibe. El término "sacramento" no aparece en la Biblia. Su uso se debe a dos razones históricas: El juramento de obediencia que un soldado prestaba a su comandante se llamaba un "sacramento".

Además, en una traducción de la Biblia, la palabra "misterio" se tradujo como "sacramento". Y así se empezó a usar la palabra para designar las tres ceremonias que Cristo instituyó para su iglesia.

Porque esos sacramentos son una especie de juramento de obediencia y también tienen algo de misterioso. Un sacramento pues es "una institución de Cristo en la cual con símbolos sensibles se representa y sella la obra de Dios en el creyente y éste a su vez expresa fe y obediencia a Dios". 

El bautismo en agua. 

1. Es una institución de Cristo. Conviene recalcar que se considera sacramento sagrado únicamente a algo que Cristo ha instituido. El bautismo fue instituido por Cristo mismo poco antes de ascender al cielo cuando dijo a sus discípulos: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19).
2. Es una continuación del sacramento de la circuncisión en el Antiguo Testamento. En Israel todos eran circuncidados para poder así pertenecer al pueblo de Dios. En el Nuevo Testamento la circuncisión desaparece y se instituye en su lugar el Santo Bautismo. Es el mismo sacramento; sólo que la forma ha cambiado, porque no hay ya necesidad del derramamiento de sangre.

3. Es un símbolo. Quiere decir que el bautismo de por sí no hace nada. Sólo simboliza, representa algo que está ya hecho o que debe hacerse. Muchos creen que para poder entrar al cielo es indispensable estar bautizado. Pero no es así, sólo la fe en Cristo Jesús puede salvar. El bautismo sólo simboliza el lavamiento de los pecados del que es bautizado.

4. Tiene elementos externos o sensibles. En este sacramento el elemento visible, que se usa para simbolizar lo interno e invisible, es el agua. Así como el agua se utiliza para limpiar el cuerpo, también se usa en el bautismo para simbolizar el lavamiento de los pecados.

Para quiénes es el bautismo.

¿Quiénes deben ser bautizados? La respuesta inmediata y clara es que solamente los creyentes en Cristo pueden recibir el bautismo. Y ellos deben recibirlo porque Cristo así lo ordenó.
Sólo los adultos conscientes, arrepentidos y convertidos, deben ser bautizados. Un infante no puede ser bautizado, pues no tiene conocimiento del pecado de Adán y no ha tenido ninguna experiencia personal con el Espíritu Santo.

Todo aquel que cree en el Hijo, y ha dado fruto de arrepentimiento puede y debe ser sumergido en las aguas. La CPIC instituye un plazo de entre cuarenta y cinco y sesenta días para que un nuevo converso sea bautizado. Exceptuando por supuesto aquellos casos en que alguna condición o circunstancia extraordinaria lo impida.

Lo que demanda el bautismo.

Al recibir el bautismo una persona adulta confiesa su fe en Cristo y se declara su seguidor. Debe, en consecuencia, seguir a Jesús y obedecerle. De lo contrario de nada vale su bautismo. Si es hijo de Dios, debe vivir como tal.
Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para perdón de Pecados. Todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados.
De esta manera declaran ante el mundo que han muerto con Cristo y que han sido resucitados con El para andar en nueva vida (Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47, 48; Romanos 6:4).

La Santa Cena

La Cena del Señor, que consiste en la participación de las especies eucarísticas – el pan y el fruto de la uva –  es el símbolo que expresa nuestra participación de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un recordatorio de sus sufrimientos y su muerte (1 Corintios 11:26); y una profecía de su segunda venida (1 Corintios 11:26); y un mandato para todos los creyentes "¡hasta que él venga!".

Orígenes de la Cena

En el Antiguo Testamento ya había una celebración similar a la Santa Cena. En efecto, esta última tomó el lugar de la otra. En Israel esa celebración se llamaba "la fiesta de la Pascua".
En esa fiesta se recordaba entre los judíos un gran acontecimiento: la liberación de la esclavitud en Egipto. Hacía muchos años que el pueblo de Dios era cautivo en Egipto; era esclavo de Egipto. Luego Dios quiso liberarlos de ese yugo opresor.
Para ello Dios tuvo que castigar severamente a los egipcios. Una noche, el ángel de Dios llegó  a Egipto para matar a todos los primogénitos. Pero donde el ángel encontraba sangre pintada en los postes y el dintel de la puerta, pasaba de largo.
Así se salvaron los israelitas. Se habían salvado por la sangre del cordero que habían comido. Para recordar esa liberación, los judíos celebraban la Pascua.

Cuando vino Jesús, se anunció  que El era el cordero de Dios, que quitaría el pecado del mundo. Su sangre derramada salvaría a su pueblo. Y así la Pascua fue cambiada y Cristo mismo instituyó la Santa Cena.

Simbolismo de la Cena

1. Simboliza la muerte de Cristo. El pan que se usa en la Cena del Señor representa ante nuestros ojos el cuerpo de Cristo una vez partido por causa de su pueblo.

2. Simboliza el derramamiento de la sangre de Cristo. Dice la Biblia que sin derramamiento de sangre no hay pago por el pecado. Jesús derramó su sangre y con ella lavó los pecados de quienes creen en El. El vino representa esa sangre.

3. Simboliza la salvación de Cristo o la liberación del yugo del pecado. Al comer del pan y beber del vino de la Santa Cena, se simboliza la salvación del que cree en Cristo. Toda persona que acepta a Jesús como su Salvador debe reconocer y creer que El murió por sus pecados. Y esa fe, el hombre la expresa comiendo del pan y bebiendo del vino.
4. Simboliza la unión de los que creen en Cristo. Así como todos comen de un pan y todos beben de un vino, todos los creyentes están unidos en Cristo Jesús.

 Los invitados a la mesa
La Santa Cena, es sólo para los creyentes, porque solamente ellos pueden decir que la muerte de Cristo tiene el valor que realmente posee.
1. La Santa Cena pues es para todos los que realmente creen en Cristo como su Salvador. Para los que están seguros que esa muerte en la cruz fue motivada por ellos.

2. Para los creyentes que se han examinado debidamente. El apóstol Pablo aconseja a los creyentes que se examinen para ver si deben participar de la Santa Cena o no. Es trágico ver tanta gente que se sienta a la mesa sin saber si realmente cree en Cristo o no. Hay que examinarse porque es la Cena del Señor de la que se participa.
3. Para los que obedecen al Señor. Es el Señor mismo quien ordenó a sus discípulos celebrar la Santa Cena, cuando dijo: "haced esto en memoria de mí" (Lucas  22:19). El que obedece este mandamiento participa de la Cena.
4. Para todos los creyentes de todos los tiempos. Jesús dijo que esa Cena debía celebrarse siempre hasta que El viniese otra vez, lo cual será al fin del mundo. A través de los siglos, pues, esta Cena se celebra.

5. En algunas iglesias, este sacramento está reservado sólo para los hermanos bautizados. No obstante, (y sin entrar en discusiones), la Comunidad Paulista Imitadores de Cristo Inc., entiende que siendo la Cena sólo una celebración y conmemoración de la muerte de Cristo, todo aquel que YA LE HA ACEPTADO COMO SEÑOR Y SALVADOR PERSONAL puede y tiene el deber de participar de la Cena, aunque no haya sido sumergido en las aguas, una condición innegociable será el auto-examen, probándose cada uno a sí mismo, la Cena en  sí, es una señal de comunión con Dios.
6. La Cena del Señor es parte integral del culto principal de la semana. No pudiendo participar de ella los no convertidos.

El Lavatorio de Pies de los Santos. 

Una clara señal de que en el reino de los cielos, no hay nadie mayor que el más pequeño, y que es mejor servir que ser servido. Una prueba de humildad y sencillez cristiana.
El maestro resaltó este sencillo acto de sumisión a Dios cuando dijo: “Pues sí yo,  el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:14-15).
En los últimos tiempos y por condiciones de higiene general, y debido a la proliferación de enfermedades cutáneas, la práctica de este sacramento se ha descontinuado. Nuestra comunidad mantiene la observancia discrecional del lavatorio de pies, no es obligatorio el acto en sí, aunque sí están compelidos al voto de humildad cristiana todos nuestros miembros, para dar seguimiento al mandato del Señor.

16- El Espíritu Santo

La Biblia nos deja ver que Dios es uno. No hay más Dios que uno. Pero también nos enseñan las páginas sagradas que ese único Dios existe en tres personas. Eso es lo que se llama la Trinidad (tri-unidad), un Dios en tres personas. Ahora bien, ya hemos dicho algo de Dios el Padre y de Dios el Hijo. El Padre creó el mundo y lo gobierna en su providencia. Dios el Hijo fue enviado al mundo para obrar la salvación del hombre perdido. Nosotros hemos de considerar la tercera persona de la Trinidad, o sea Dios el Espíritu Santo

¿Quién es Dios el Espíritu Santo?

Hay muchos que opinan erróneamente sobre el Espíritu Santo. Es cosa fácil hacerlo. Especialmente considerando que el Espíritu Santo, por su misma naturaleza, no se presta a representaciones.

Hay gente que opina que el Espíritu Santo no es nada más que una fuerza, un principio, una idea. Así como, por ejemplo, se habla del "espíritu de la Constitución".

Muchos creen que el Espíritu Santo es algo similar. Es la idea de Dios, un principio divino, un "espíritu de la religión". La Biblia, sin embargo, representa al Espíritu Santo como una persona más en la Trinidad. En la Biblia, el Espíritu Santo es tan Dios como el Padre y el Hijo.
1. El Espíritu Santo tiene conocimientos propios - Juan 14:26.
2. Aparece en textos bíblicos en un puesto de igualdad con el Padre y con el hijo - Mateo 28:19.

3. Tiene atributos divinos, como son la omnipresencia y la omnipotencia - Salmo 139:7-10; Romanos 15:19.
Con estas referencias bíblicas, difícil es negar la existencia del Espíritu Santo como una persona distinta al Padre y al Hijo. También resulta absurdo negar el misterio de la Trinidad. Aunque no podemos comprenderlo, hay tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La obra del Espíritu Santo.

Hemos visto anteriormente que Dios el Padre generalmente está asociado con la obra de la creación del mundo y su gobierno. El Hijo se caracteriza por su obra redentora; El obró la salvación.
En forma general, se le asigna al Espíritu Santo la obra de la regeneración, o nuevo nacimiento, o la aplicación de la obra de Cristo. Cristo Jesús ganó los méritos necesarios, puede decirse, para la salvación de su pueblo. Pero había que distribuir esos méritos. Esa es especialmente la obra del Espíritu Santo. Pero conviene catalogar algunas de las obras más importantes de esta persona de la Trinidad.
1. La inspiración de las Sagradas Escrituras. El Espíritu Santo guió a los escritores bíblicos para que escribiesen la verdad infalible - 2ª de Pedro 1:21.

2. Preparó y capacitó  al Hijo de Dios para que en su naturaleza humana pudiera ser perfecto Salvador - Lucas 1:35.
3. La salvación de los seres humanos. El Espíritu Santo opera en los corazones el cambio que se llama regeneración o nuevo nacimiento - Juan 3:5-8.

4. Es el Consolador de los hijos de Dios. El nombre mismo que Cristo le dio indica esto (Juan. 14:16,17). Así como El vino a consolar a los desolados apóstoles, sigue consolando a los atribulados y tristes de otras épocas y del presente.
5. Ilumina o da sabiduría y conocimiento a los salvados para saber de las cosas de Dios (1ra Corintios 2:12). Los incrédulos no saben muchas cosas del cristianismo porque no han recibido el Espíritu Santo.
6. El guía y conduce a la iglesia en la verdad y en las cosas del Señor (Juan 14:26). Esto ya se pudo comprobar claramente el día de Pentecostés cuando el grupo de discípulos reunidos recibió el Espíritu Santo. Ese día recibieron ellos gran poder y la iglesia empezó a crecer considerablemente. Cada vez que el Espíritu Santo cambia un corazón, se cambia también una vida y se añade uno más a la iglesia de Cristo.

7- Entregará la iglesia sin mancha y sin arrugas, la novia santa de Cristo en las nubes. Transformará  en un abrir y cerrar de ojos nuestros cuerpos corruptos en cuerpos de majestuosa gloria celestial.
Sin la fuerza del Espíritu Santo, la esposa no podría vencer la fuerza de gravedad.

Mientras ese día glorioso llega, creemos y enseñamos que es una realidad funcional la presencia del Espíritu Santo entre nosotros. Mientras el día dura, El bautiza y limpia el corazón.

El Bautismo en el Espíritu Santo, como la Promesa del Padre, con la señal física inicial de hablar en otras lenguas.
 
Según registran las Sagradas Escrituras, (Lucas 24:49; Juan 1:33; Hechos 2:4; 10:46;  1 Corintios 12:4, 10, 28) todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor Jesucristo.
Esta era la experiencia normal y común de toda la primera comunidad cristiana.
Con el bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio (Lucas 24:49; Hechos 1:4, 8; 1 Corintios 12:1-31).

Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsiguiente a ella (Hechos 8:12-17; 10:44-46; 11:14-16; 15:7-9). Con el bautismo en el Espíritu Santo el creyente recibe experiencias como la de ser lleno del Espíritu (Juan 7:37-39; Hechos 4:8), una reverencia más profunda para Dios (Hechos 2:43; Hebreos 12:28), una consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra (Hechos 2:42) y un amor más activo para Cristo, para su Palabra y para los perdidos (Marcos 16:20).
El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia con la señal física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4). El hablar en lenguas en este caso es esencialmente lo mismo que el don de lenguas (1ra Corintios 12:4-10, 28), pero es diferente en propósito y uso.
Instamos a ser “llenos del Espíritu Santo” y procurar el fruto, los ministerios, operaciones y dones espirituales como en los días de la iglesia primitiva.
Insistimos en la búsqueda del sello, la Unción, la doble porción del Espíritu Santo que nos permitirá y andar en el Espíritu y alcanzar la plenitud de Cristo. 

17- El misterio cristiano y el Evangelio, Por medio de los cuales el Señor Jesucristo capacita a los salvados para la evangelización del mundo, la adoración a Dios y la edificación continua de la creciente iglesia. 

El libro de los Hechos de los Apóstoles (LOS HECHOS DEL ESPIRITU SANTO) Está lleno de relatos asombrosos de conversiones en masa, grandes discursos y hazañas y milagros realizados a través de humildes pescadores e iletrados bajo la unción del el Espíritu Santo.
De ahí que a nadie le sorprenda ver en una tribuna a hombres y mujeres humildes sin ninguna preparación académica y ser usados poderosamente por el Espíritu de Dios, Jesús mismo ordenó a sus discípulos quedar en Jerusalén hasta la llegada del Consolador.

La Comunidad Paulista Imitadores de Cristo Inc., apoya e incentiva la preparación y capacitación de sus miembros, instándoles a ser instruidos secularmente y llenarse del conocimiento de las Sagradas Escrituras, pero hace hincapié, en que se debe procurar primero la llenura del Espíritu Santo.
Es El, quien capacita a los salvados para la evangelización del mundo, la adoración a Dios, la edificación y santificación de la comunidad que recibirá a su Señor en las nubes.

18- La Sanidad Divina por la obra redentora de Cristo. (Isaías 53:4-5; Mateo 8:16,17; 1 Pedro 2:24)

La sanidad divina es una parte integral del evangelio. La liberación de la enfermedad ha sido provista en la expiación y es el privilegio de todos los creyentes (Isaías 53:4, 5; Mateo 8:16, 17; Santiago 5:14-16).

19. Segunda Venida de Cristo a la Tierra

La segunda venida visible de Cristo se divide en dos fases: arrebatamiento de la iglesia y la segunda venida visible.
La primera etapa,  es una compleja sucesión de eventos:

La resurrección de los redimidos y el arrebatamiento de la iglesia 

Todo esto ocurrirá antes de la tribulación. (Romanos 8:23; 1 Tesalonicenses 1:10; 4:16, 17; Tito 2:13).
San Pablo dice, que “los muertos en Cristo resucitarán primero y que luego nosotros los que vivimos, seremos transformados y arrebatados hacia las nubes” para encontrarnos con el Señor. La resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los que estén vivos cuando sea la venida del Señor es la esperanza inminente y bienaventurada de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16, 17; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51, 52). La resurrección de los muertos en Cristo y el arrebatamiento de la iglesia son la obra final del Espíritu Santo.

El gobierno del anticristo

Inmediatamente la iglesia abandone la tierra, la humanidad se sumirá en el caos y desesperación ante la masiva desaparición de los salvados y habrá gran caos, lo que pondrá en manos del anticristo el gobierno de la tierra.
Inicialmente será presentado a los hombres como la solución de todos los males, y hará un efectivo régimen de “bonanza”.
Durante los primeros tres años y medio, la humanidad disfrutará de gran esplendor cual no ha habido jamás.

El tribunal de Cristo

Tras el arrebatamiento, mientras la tierra conoce el inicio del reino del anticristo, en las regiones celestiales, los salvados serán juzgados y galardonados. Allí recibiremos recompensas según nuestras obras  luego de un escrutinio de la verdadera naturaleza de éstas (daremos cuenta a la luz de la gracia).

Las Bodas del Cordero

Mientras la tierra reina el anticristo, en el cielo se estará celebrando las bodas del Cordero con su amada esposa: la iglesia. Es bueno hacer énfasis en que esta actividad es exclusiva de Cristo con su elegida.

La Gran Tribulación

Han transcurrido ya tres años y medio desde que los salvados fueron arrebatados y la humanidad ha disfrutado del placentero gobierno del anticristo. 
Es entonces cuando ocurre el cambio radical. El gobernante “resuelve todo”, mostrará su verdadero rostro, oponiéndose a todo objeto de culto y erigiéndose a sí mismo “dios”.
La dantesca trilogía diabólica conformada por Satanás, la bestia y el falso profeta sembrará  el terror en la tierra, eliminando a quienes se nieguen a usar la marca de la bestia o se niegue a adorarle.
Entonces la tierra conocerá  la más grande tribulación jamás imaginada.
Por previsión divina y gracias al sacrificio de Cristo, la iglesia, “que ha guardado la Palabra de la paciencia, habrá sido librada de la hora de la prueba que hará de venir sobre el mundo entero…” Apocalipsis 3:10

La Segunda Venida visible de Jesucristo: el milenio

Durante los primeros tres años y medio del gobierno del anticristo, los judíos serán engañados y se sumarán al pacto de naciones que respalda al “influyente líder”, su alianza será tal, que el inicuo se sentará en el trono de David en Jerusalén.
Terminada la “luna de miel”, es decir cuando el diablo reclame para sí toda adoración por boca del anticristo. Israel se dará cuenta que ha caído en una trampa y se revelará contra el anticristo.
Entonces serán convocadas todas las naciones de la tierra para guerrear contra ellos.

Es ahí cuando aparece en escena visible para todos El Rey de reyes y Señor de señores para establecer su Reino Milenial en la Tierra. (Zacarías 14:5; Mateo 24:27,30; Romanos 11:26,27; 2 Tesalonicenses 1:7; Apocalipsis 20.). Cristo arroja vivos al lago de fuego a la bestia y al falso profeta, mientras que el dragón, la serpiente antigua es atada por un poco de tiempo.

Este reino milenario preludio de la vida eterna que gozarán los santos, es real y literal, material pero, con carácter espiritual.
La piedra que desecharon los edificadores será finalmente reconocida por los la casa de Jacob y traerá la salvación de Israel como nación (Ezequiel 37:21, 22; Sofonías 3:19,20; Romanos 11:26,27) y el establecimiento de una paz universal (Isaías 11:6-9; Salmo 72:3-8; Miqueas 4:3, 4).

20. Satanás y sus ángeles lanzados al Lago de Fuego; El Juicio Final la humanidad sin Cristo recibe el pago de sus acciones.
 
Tras el milenio de Cristo en la tierra, el Diablo que fue atado durante mil años, será liberado para montar su rebelión final, seduciendo a la humanidad a enfrentar a Dios en la última batalla.
“y subieron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:9-10)

El Juicio Final

“y ví a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida… ” (Apocalipsis 20:12)
La dramática realidad de ese gran día, según lo describe Juan, incluye la resurrección de todos los muertos de todas las épocas y circunstancias.
Los ricos, los pobres, los poderosos, los siervos y esclavos, los libres, jóvenes y viejos vendrán ante el Gran Trono de Dios a dar cuenta cada quien de manera individual de sus obras, que habrán sido registradas en los libros.
Y el justo juez habrá  de emitir su fallo. El futuro de todos aquellos que murieron sin Cristo, (esto es los que no aceptaron su sacrificio) es también descrito con maestría clara y simple por el teólogo, en el verso 15 del capítulo 20 de Apocalipsis: “Y que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.

El lago de fuego

También conocido como la “Muerte Segunda” es real y eterna, fue creado originalmente para el diablo y los ángeles caídos, pero también serán arrojados ahí los inicuos y perdidos, por la eternidad como castigo y sin liberación. Allí también irán la muerte y el infierno.
El infierno ardiente es el lugar intermedio donde los impíos, aguardan el juicio ante el Gran Trono Blanco en espera de su lugar de confinamiento al que están destinados por la eternidad. (Mateo 25:46; Marcos 9:43-48) lugar del que muchas veces Jesús habló cuando dijo: “allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo  13:42).
No existe el limbo, ni el purgatorio, solo infierno y paraíso como lugares intermedios o antesalas de la vida eterna y condenación eterna.

21- Cielos nuevos y tierra nueva, morada eterna de los salvados.    (1 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:2)

"Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2 Pedro 3:13; Juan 14:2; 1 Corintios 2:9-10; Apocalipsis 21:22).

Ese es el destino final de todos los que hicieron de Jesús y su Evangelio, eje y motivo de su vida. Juan dice: “vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron y el mar ya no existe”.
 
Ese es el paraíso que Dios siempre quiso para la humanidad pero que se perdió cuando en Edén el hombre rompió sus lazos con el creador, cediendo ante la tentación y cayendo en el pecado.
 
Allí, los justos disfrutarán, (por los siglos de los siglos) la Vida Eterna que Cristo prometió.

Por tanto conviene a los santos estar firmes, vigilantes y cautelosos mientras observamos el cumplimiento de todas las señales y profecías que Jesús nos dejó en el capitulo 24 de Mateo, a fin de que no nos tome, desapercibidos y por sorpresa, el pronto retorno del Hijo de Dios a la tierra.

“El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.” Por tanto, debe ser la meta de cada creyente mantener su lámpara rebozada de aceite para que cuando venga el esposo pueda salir a recibirle.

La creación y toda la naturaleza gimen y con dolores de parto aguardan ese glorioso día y la iglesia fiel y verdadera, clama: “Sí, ven Señor Jesús.” (Apocalipsis 22:20).